A partir de la número 180 Víctor dejó de alimentar su bitácora de nombres, teléfonos y lugares de procedencia. Hoy, sin procurar el ritual de la escritura porque ya lo siente ocioso, sabe que ha llegado a la relación sexual número 200.Dice que no lo ha hecho para tener un récord, porque además, cuando menciona la cantidad de sus parejas, absolutamente nadie le cree. Por ello, ni al caso presumirlo.Su afán de hacer una agenda lo atribuye simplemente a que es una persona muy ordenada.
“La sociedad mexicana se rige por una conducta de adquisición, consumo o colección. Se te exige reunir todas experiencias posibles.
Viajar por el mundo o hacer el amor en un avión o hasta en público. Sólo así puedes decir que has vivido e incluso tener una sensación de estar satisfecho con tus logros. Entre más tengo y hago más valgo”, explica el psicólogo Ricardo Trujillo.
A los 15 años Víctor inició su vida sexual. A partir de ahí y hasta hoy, a sus 38 años, ha tenido en promedio ocho compañeras por año. Dice haber estado siempre con mujeres… con la amiga y la hermana de ella, con la hija y la mamá de ella, con divorciadas, casadas, solteras. “Sé que mi comportamiento es atípico que no está dentro de los parámetros normales, pero no es algo que me haya causado problema o me cause”, señala Víctor.
Los seres humanos, dicen los especialistas, son dados a coleccionar.
“Habrá quien acumule cosas como timbres, pero habrá otros que reúnan momentos vividos en su memoria con ciertas personas.
Desde la psiquiatría, el hecho de tener una obsesión como coleccionar en la mente las relaciones sexuales no es una patología, se le reconoce sólo como una característica de personalidad”, señala Juan Luis Alvarez-Gayou, fundador y director general del Instituto Mexicano de Sexología.
Pero Víctor no acumula fotos.
Sólo se conforma con enlistar los nombres, los teléfonos y el lugar de dónde procedía la pareja. Llegó a tener en un mismo periodo hasta 12 mujeres con las que compartía la cama. A algunas de ellas, las menos, les llegó a preguntar por simple morbo, los compañeros sexuales que habían tenido durante su vida. Recuerda a una chica de 33 años con el mayor número de parejas, habían sido 33.
Tanto Víctor como su compañera de 33 años escapan de las estadísticas arrojadas por la Encuesta Global sobre Comportamiento y Actitudes Sexuales realizada en el 2000, donde se señala que la media a nivel global del número de compañeros sexuales que se tienen a lo largo de toda la vida es 8.2.
Esa misma encuesta arrojó que en México se puede decir que la población es relativamente fiel, pues cada persona suma en promedio 4.8 parejas.
Desde la salud mental, indican los especialistas, sólo cuando la obsesión se vuelve compulsiva, y la acción o pensamiento es tan fuerte que ya no te deja trabajar, divertirte o tomar un café con tus amigos, es decir, cuando suprime una de las actividades importantes de tu vida, se habla de una patología.
“Tuve una paciente que se lavaba las manos 300 veces al día, lo que ya no le dejaba oportunidad de hacer otras actividades, pero la colección de fotografías, agendas, bitácoras, conservadas de las relaciones interpersonales que llegan a la intimidad, es más una característica de personalidad de estos coleccionistas”, indica Álvarez-Gayou.
No obstante, el especialista señala que pudiera existir quienes busquen el mayor número de compañeros por el simple hecho de batir un récord, lo que deshumaniza los actos.
“Puede ser que para una persona su motivación principal sea tener muchas parejas sexuales, especialmente para aumentar el número.
Esto no lo voy a poner dentro de una patología, pero sí como un comportamiento deshumanizado, pues la persona que actúa así considera a las parejas como objetos al desear tener uno más”, dice Alvarez-Gayou.
Víctor reconoce que el mayor número de compañeras las tuvo entre los 25 y 30 años, cuando empezó a trabajar y a vivir solo. Su motivación: buscar el placer sexual.
Atesorar en la memoria estas vivencias y compartirlas con amistades puede ser hoy más frecuente, debido a la relativa apertura que se ha presentado en la sociedad mexicana, fundamentalmente porque “los lazos de muerte así como los eróticos te marcan en la vida”, asegura el sexólogo José de Jesús González Salazar, miembro del Grupo Interdisciplinario de Sexualidad.
Para el especialista, existen elementos de compulsión si hay una relación sexual tras otra, si se presenta una ritualización como numerología, conservar fotos, agendar acuerdos. “Ello podría deteriorar las siguientes relaciones.
En general, las conductas compulsivas no tienen como objetivo tener un estimulo sexual erótico”, dijo González Salazar.
También existe el síndrome de Don Juan, que es un juego de competencia para ver quien se cogió a más y a las mejores, y por supuesto hacerlo evidente.
Las estrategias para lograrlo han llegado a libros de bolsillo dirigidos especialmente para hombres, que proliferan y se ofertan en librerías con diversos títulos: ¿Cómo coger con todas?, La guía de la Seducción, Trucos para ligar, El secreto: el arte secreto de llevarse mujeres hermosas a la cama.
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