Considerada al principio como una variante eficaz de la rehabilitación fisioterapéutica, la crioterapia se ha convertido en técnica auxiliar de la cirugía. Tiene como fundamento la utilización del frío para aliviar esguinces, inflamaciones y dolores crónicos, aunque también es recomendada para rebajar la fatiga muscular en los deportistas.
Los testimonios de quienes se someten a tratamientos convencionales de crioterapia aluden, por lo general, a una primera sensación de frío intenso, como si tuvieran un trozo de hielo pegado a la zona tratada. Curiosamente, la sensación posterior es de quemazón, como si ese trozo de hielo estuviese “hirviendo”.Este efecto de choque en cambio no es recomendable para las personas hipertensas ni reumáticas, o bien presentan riesgo de cardiopatías o una especial sensibilidad cutánea, ya que una alteración tan violenta del flujo sanguíneo podría provocar efectos indeseados, según el doctor italiano Franco Lugnani, presidente de la Sociedad Mundial de Crioterapia.
A corazón abierto
Paradójicamente, esta técnica cada vez se aplica con más frecuencia en algunas intervenciones a corazón abierto ya que el órgano vital es sometido a un descenso de temperatura de hasta 27 grados, que le deja “adormecido” y facilita la manipulación al cirujano.
A medida que las investigaciones avanzan sobre los beneficios del frío en los distintos ámbitos médicos, la crioterapia cobra protagonismo como eficaz auxiliar en la cirugía prostática, en los tratamientos del dolor, en traumatología y en la recuperación física de los deportistas, entre otros.
El doctor Lugnani dirigió recientemente a un equipo de especialistas del Hospital Provincial de Castellón (este de España) con motivo de la aplicación por primera vez a dos pacientes la criocirugía prostática.
Mediante esa intervención se logró la erradicación fulminante de las células tumorales en la próstata de ambos enfermos, gracias a su congelación a temperaturas de menos 40 grados centígrados.
Lugnani explicó que una de las ventajas de esta nueva técnica es "que el paciente requiere una corta estancia hospitalaria y consigue una reincorporación temprana a las actividades cotidianas, lo que supone una mejora de su calidad de vida".
Para la aplicación de la técnica, el centro hospitalario adquirió un equipo que controla todo el proceso de la congelación, que se realiza con gas argón y dura entre 60 y 90 minutos. Se trata de un equipo de crioterapia de tercera generación que permite un control más preciso del tratamiento, con la intención de mejorar los resultados oncológicos y minimizar los efectos secundarios como incontinencia, lesiones rectales y trastornos de la potencia sexual.
El hospital informó de que esta técnica, indicada especialmente en pacientes con un tumor localmente avanzado, ya se aplica con normalidad en Estados Unidos y se incorporó recientemente a la guía de la Sociedad Europea de Urología como una de las alternativas para el tratamiento del cáncer de próstata.
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