ºººPrimero planifica, luego estudiaººº

No se trata de una pérdida de tiempo sino de una de las mejores formas de invertirlo, ya que además de aprovechar mejor el tiempo, se consigue la sensación de que es el alumno o estudiante el que controla la asignatura que se estudia y no a la inversa.

“Hay que marcarse objetivos de estudio que se puedan cumplir, porque resulta inútil y frustrante marcarse metas tan ambiciosas que resulten inalcanzables. Si un día no se ha estudiado las horas previstas, hay que compensar la situación, recuperándolas en la siguiente jornada”, señala Hidalgo.

Si bien cada persona funciona mejor en determinados momentos del día, debido a sus particulares ritmos biológicos, en general la mejor hora para dedicarla al estudio o cualquier tipo de aprendizaje es la mañana, cuando el cerebro está más receptivo y fresco después del reparador descanso nocturno.

Es preferible reservar para las primeras horas del día los temas de estudios más difíciles, dedicando las tardes al repaso. Salvo casos de emergencia, no es conveniente estudiar de noche, porque en esos momentos todo el organismo está preparado para dormir y descansar, y su funcionamiento se ralentiza naturalmente, debido a la acción de una serie de hormonas.

Tampoco conviene pasarse horas y horas sin moverse de la silla, lo cual entumece el cuerpo y la mente; es mejor realizar pequeños descansos y dar un breve paseo periódicamente, para reactivar la circulación sanguínea, que oxigena el cuerpo y también el cerebro, para recuperar la concentración y la vitalidad.

“Lo más adecuado para el aprendizaje de larga duración consiste en estudiar con la espalda recta y las piernas dobladas en ángulo recto, de 45 a 50 minutos y descansar de 5 a 10 minutos, en un entorno con una temperatura de entre 18 y 22 grados centígrados”, aconseja la psicóloga y pedagoga.

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