ºººENTREVISTA COSMOPOLITAN CON Ana Layevska...


Desde sus primeros roles secundarios en las telenovelas, demostró que, además de bella, es talentosa. Y ahora que se ha convertido en toda una estrella, nos prueba que la fama no está reñida con la sencillez.

Ana Layesvka es una actriz versátil. Lo mismo interpreta a una mujer de carácter fuerte que a una chica tierna y dulce. Esto lo comprobamos en novelas como La madrastra y Las dos caras de Ana. Incluso en su más reciente trabajo, el film Casi divas, de Columbia Pictures Producciones México, da vida a Ximena Lizárraga, una aspirante a actriz que hará lo que sea por conseguir la fama. Pero ¿cómo es ella en realidad? Se considera "intensa y disciplinada"; detesta la traición; cree que todas las mujeres tenemos el potencial para ser bellas... ¡le encanta hacer bromas!, y le gusta dedicarle tiempo a su novio, el actor mexicano Rafael Amaya.

En su encuentro con Cosmo, Ana nos hizo interesantes (y hasta inesperadas) confesiones. Llegó a nuestra cita, en una suite de un hotel en Miami, vestida con una blusa roja sin mangas, una falda negra entallada y tacones negros. El cabello lo llevaba ondulado al natural, y el maquillaje era muy light. Inmediatamente tras presentarnos, nos acomodamos en un sofá... y allí descubrimos a la verdadera Ana: una chica simpática, moderna a la que le brillan los ojos cuando habla de su adorado Rafa.

En Casi divas interpretas a Ximena Lizárraga, ¿cómo la describes?

Ximena es ambiciosa, persistente y tiene gran voluntad; pero no porque haya querido, sino porque tuvo una infancia difícil. Era gordita y no encajaba en ningún lado. Entonces, se va por el camino más fácil que es la bulimia. Y la bulimia la volvió ambiciosa, porque igual que controla su comida, quiere controlar el resto de las cosas. Por dentro está deshecha. Si no logra su objetivo, se autocastiga. Leí mucho sobre la bulimia y la anorexia. Chicas, quiero que sepan que entre los 16 y los 22 años, el cuerpo cambia. En esa edad piensas que estás gorda, pero eso va a pasar. Claro, no coman hamburguesas [ríe], hagan ejercicios a diario... Cuando lleguen a los 27 años, dirán: "Wow!, tengo músculos". Hagan ejercicios, las dietas no son recomendables.

¿Qué hace diva a una mujer?

El término diva viene de algo inalcanzable, divino, que flota en los cielos. Para mí, las divas de antes, como María Félix y Dolores del Río, ya no existen. Ahora el divismo se relaciona con soberbia y con sentirse superior a los demás... Aunque una mujer debe sentirse hermosa, divina, ¡femenina! Cuando te sientes así, el mundo se transforma.

¿Cómo has hecho para lidiar con la fama?

No sé, lo he manejado. Hay que tener algo claro: hoy estoy dándote esta entrevista y a lo mejor otro día ya no soy nadie. La fama es la consecuencia de que has aparecido en una revista o que estás en la televisión. No es consecuencia de que eres especial. Hay quien sale en las revistas y en la TV y no es talentoso. Pero igual los van a ver como wow! Estoy consciente de que si mañana hago una película en Hollywood, puede ser que mi vida cambie de un día para otro... No es cómo lidiar con eso, sino saber que pasa como consecuencia de algo.

¿Prefieres definir una meta y trabajar para lograrla, o dejar que la vida te sorprenda?

Ambas. Afortunadamente, las mejores cosas que me han pasado han sido sin que me las propusiera. Esto, en el trabajo, el amor y la vida personal. Digamos que estaba preparada internamente y me buscaron. Para mi primer trabajo, estaba tomando una clase en el CEA, tocaron a mi puerta y me dijeron: "Pedro Damián quiere hablar contigo". Luego, con Rafa [Amaya] me pasó igual. Tocó a mi puerta y me invitó a salir.

¿Crees que el zodíaco define las características de la gente?

Sí, creo que los signos te definen. Como capricorniana, no puedo vivir sin trabajar. Además, la primera impresión que la gente se lleva de mí es que soy seria. Me han dicho: "Es que tú miras a los ojos; eso es raro", y no me lo ha dicho una persona, sino varias. El capricorniano es muy reconroso y, sí, soy reconrosa.

Si Rafael te hace algo que te molesta, ¿lo perdonas?

A Rafa sí lo perdono fácilmente, por supuesto [ríe].

¿Cómo eres en pareja?

Muy entregada, fiel y le dedico tiempo a Rafa. Ni yo lo mantengo, ni él me mantiene; los gastos van a la mitad. Nunca voy a retener a nadie. No voy a rogar ni a hacer amarres. ¡Las mujeres son capaces de todo! Pienso que si algo se va, se va... Soy muy independiente.

¿Qué has aprendido de ti misma con esta relación?

Aprendí que sé manejar una casa, las cuentas y hacer comidas. Eso lo llevo innato; nadie me lo enseñó [ríe]. Aprendí que puedo ser cariñosa y amar a alguien sin necesidad de muchas cosas a cambio, y que sí sé perdonar. [Una relación] no es lo mismo que una amistad; ¡es padrísimo! Implica más entrega.

Rafael también es actor, ¿cómo logran un balance entre la carrera y la relación?

Ya llevamos tres años. Si Rafa y yo compitiéramos por la atención, ya no estaríamos juntos. Hay que saber separar lo que es la carrera del uno y del otro. Si él quiere mi consejo, lo tendrá. Pero sobre todo, es saber tomar tu camino, siempre y cuando no afecte al otro. Por ejemplo, si me voy a grabar una serie a Argentina durante año y medio, ahí tengo que tomar en cuenta a Rafa. Si estoy en México y estamos viviendo juntos, no. Siempre y cuando la distancia no esté implicada, tomas tu camino.

¿Ensayan juntos las escenas aunque no participen en los mismos proyectos?

¡Por supuesto! Ese es el pan nuestro de cada día. Lo ayudo a repasar líneas para los castings, y él a mí.

Revélanos algún secreto de tu famoso novio...

Es bien dormilón. Le encanta dormir y no le gusta levantarse temprano, ¡pero en lo absoluto! [ríe].

Tú que tienes la influencia de dos culturas, ¿qué diferencias ves entre la mentalidad de la mujer latina y la europea?

Muchas. Las europeas son relajadas en sus relaciones. Mi caso es particular porque a Rafa no lo suelto [ríe]. No, es broma [ríe]. En Rusia no existe la palabra novio; el novio es para casarte. Allá dices tengo a mi chico. Aquí en Latinoamérica es novio. Las europeas, por ejemplo las españolas, se encuentran con sus ex novios y salen todos en parejas. También son sexualmente más liberales. Una mujer rusa se pone una micromini y es normal. En México, no... Yo tengo una mescolanza.

¿Cuáles son las mejores armas de seducción femenina?

¡Complicada la pregunta! Diría que el físico ayuda bastante. No sólo una buena figura, sino la postura; eso es llamativo. Cuando quiero pasar desapercibida, me encorvo un poco. Además, tiene mucho que ver con cómo te sientes. El secreto es sentirte realizada. ¿Cómo llegas a eso? Enfocándote en otras cosas, en lo que realmente quieres.

¿Cómo defines la sensualidad?

Es sentir por los poros de tu piel. No sólo la relaciono con el sexo, sino con una sensibilidad extrema a la belleza. El hecho de sentir el tacto, el gusto, el detenerme a mirar las cosas... eso puede ser sensual.

¿Toda chica tiene algo sexy?

Sí... y la belleza está en los ojos de quien la ve. Las mujeres pueden sacar provecho.

Participaste en Bailando por un sueño en el 2006. Dicen que el baile da energía y vitalidad. ¿Crees en eso?

Me gusta mucho bailar. Allí aprendí bastante. Que baile o no es otra cosa [ríe]. Eran muy importantes los ritmos tropicales. Chicas latinas, ¡arriba la salsa y los ritmos tropicales! Ustedes lo llevan en la sangre, explórenlo y sáquenlo a flote. No va a ser lo mismo una europea bailando salsa que una latina... El baile es maravilloso y desarrolla mucho la libido; sobre todo en pareja.

¿Cuál es tu rutina de belleza?

Me pongo cremas desde los 15 años y uso bloqueador solar para protegerme.

¿Practicas algún deporte?

Pilates; es extraordinario y me relaja. No me gusta el yoga. Me desespera mucho, porque las posiciones son muy complicadas y hay que tener los brazos fuertes. Yo los tengo débiles, porque como toqué el violín durante muchos años, los cuidé. No patinaba ni cargaba cosas pesadas.

Por último, si tuvieras que describirte como un género musical, ¿cuál sería y por qué?

El jazz. De hecho, Rafa me dice que soy jazz clásico, porque soy impredecible, armónica, tranquila y me gustan las cosas simples, pero bien hechas.

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