Los exámenes son una pesadilla para el estudiante. Siente que le falta tiempo, además de pánico y ansiedad. Ofrecemos algunas soluciones para rendir más, con menor esfuerzo.
El éxito en los exámenes no depende solamente de la capacidad intelectual o el nivel de los conocimientos adquiridos, sino también de la forma en que se estudia y del ambiente y los momentos elegidos para estudiar, que pueden tanto estimular y facilitar el aprendizaje como trabarlo o dificultarlo.
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También es aconsejable aislarse de los ruidos, incluida la música sobre todo si es estridente, rápida y cantada, ya que además de aumentar el nerviosismo y la ansiedad, la letra de las canciones “se cuela en la mente” y puede interferir con las palabras que se intentan asimilar. En todo caso puede acompañarse el estudio con una música muy tranquila, suave y relajante, que no distraiga.
Aunque siempre es preferible estudiar con luz natural, la cual es más relajante y uniforme, si la iluminación es artificial, lo ideal es combinar una luz indirecta que ilumina toda la estancia, con un foco centrado en la mesa, preferiblemente con una bombilla azulada que cansa menos la vista.
Suele creerse que estudiar en un habitación a oscuras, con un potente foco sobre la mesa -al estilo “partida de póker”- facilita la concentración, sin embargo este tipo de iluminación intensa y focalizada provoca a la larga más fatiga, al igual que los fluorescentes, que también se desaconsejan para el estudio.
Antes de comenzar a estudiar, es conveniente planificar el tiempo de que se dispone hasta el día del examen y dedicar unos minutos en elaborar un calendario y horario de estudio.
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